La generosidad de la Madre Tierra
Una tarde de mayo de 2014 salí a pasear a mi perro. En una esquina del barrio vi un letrero avisando que se vendía frijol por kilo. Me acerqué y hablé con el vecino, quien se hizo mi amigo. ¡Un frijol de delicioso sabor! Otra ocasión volví a comprar más frijoles y charlamos unos minutos. De simplezas, como las que escribía el maestrazo José Martínez Ruiz, Azorín, tan olvidado. Y quedó este improvisado video de Javier, un zacatecano trabajador y amable. He aquí el testimonio.
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